martes, 30 de agosto de 2016

Mini historia-Espejo de Oesed.

Voy a compartir con vosotros una historia sobre el espejo de Oesed,un espejo que muestra los deseos más profundos del corazón sacada del maravilloso universo de Harry Potter que me lleva rondando por la cabeza desde hace tiempo,espero que os guste.


El extraño objeto que Frank Prewett consiguió en una subasta no tardó en llegar a su casa.Resultó ser un gigantesco espejo.
Pensó que era una decepción,asi que le pidió a Nora,su elfina doméstica que lo subiera al desván con todos los trastos.Nora hizo lo que le pidió pues ella admiraba al mago.Era lo único que tenía,al igual que el solo la tenía a ella,Los padres de Frank habían muerto hace muchos años de viruela de dragón y con su hermano menor había cortado el contacto por una discursión.La elfina empezó a notar algo extraño en el espejo,desconocía que tipo de magia tenía pero vio algo que la dejó sin palabras.Corrió a contárselo a su amo con su vocecilla chillona-Amo Frank,tiene que venir a ver esto,es extraño-
Frank no entencía por qué se alteraba tanto.Subió de mala gana a comprobar.
Hasta ahora no había visto tan de cerca el espejo,se fijó en la extraña descripción de arriba
Tampoco entendíó lo que significaba.Absurdo.Pensó.Estaba apunto de irse cuando la vio en el espejo. Beatrice,una hermosa muchacha con el pelo color avellana y ojos color del mar,vestida de gasa,la cuál estaba destinada a ser su prometida,antes de morir asesinada por un mago oscuro,sin previo aviso.Y ahora estaba ahí sonriéndole como nunca,extendiendo sus brazos hacía él.Parecía tan viva y real,la tenía delante de él.
Mira,Nora,es Beatrice,está aquí a venido a verme.La echo tanto de menos...mi princesa.
Amo Frank,el señor no debe dejarse engañar,no es una ilusión,usted sabe que la señorita Prince,nos dejo hace siete años.El amo no debe mirar,no señor.
Al menos ahora puedo verla.No me importa,vete y déjame solo-dijo mientras agitaba su varita cerrando con llave.La elfína quería mucho a su amo y no había cosa que más desease que la felicidad de su señor,confió que si estaba un rato se diera cuenta de que la señorita Beatrice Prince,No estaba allí en verdad y que solo era un producto de su mente...al igual que ella había visto...no,no quería pensar en eso.
Los días iban pasando y empezó a subir más diario,en el desayuno,mientras Nora le subía las galletas y el chocolate.
Buenos días, mi querida Beatrice,debes de sentirte muy sola amor mio,he venido a hacerte compañia-Le decía por las mañanas.Ella le acompañaba haciendo una reverencia y sonriéndole,aunque Nora no podía verla,solo Frank.
La cosa fue a más. Frank abandonaba sus tareas para ir al desván ya ni siquiera iba al escritorio como a él le gustaba para leer sus libros y regar sus preciadas plantas.Se pasaba horas encerrado,hablándole a Bea como si estuviera viva,cóntandole de su vida,leyéndole sus libros favoritos.La elfina se empezó a preocupar por la salud de su amo,ni siquiera se molestaba en mirarla a la cara,ni se comía los guisos que ella preparaba y cuando lo hacia solo le decía las gracias secamente.Nora decidió hablar con él.
El amo tiene correo sin responder,y hace tres dias que no ha probado bocado...no puede seguir así,el señor debería dejar ese odioso espejo...
¿Dejar a Bea?¿¡Como te atreves a pedirme eso,elfina desagradecida?¡nunca¡ ¡fuera de aquí¡-¡desmaius¡
Nora logró desvanecerse antes de que el encantamiento aturdidor le diese de lleno.No podía creerselo.Jamás había lanzado un encantamiento contra ella,pues se respetaban mucho.Desde que ese espejo llegó a la casa,las cosas habían cambiado.Su señor se había dejado llevar por el deseo tan fuerte de volver a ver a su prometida que se había olvidado de su propia vida.No sabía que hacer para salvarle.¿Que clase de elfina doméstica sería si le fallaba así a su amo?No podría permitírselo.Tendría que hacer algo.Pensó en comunicarse con su hermano pero ella lo tenía prohibido,los elfos domésticos no podian desobedecer a sus amos.Pero si no lo hacía le perdería.
Mientras tanto,los días seguían pasando.Frank había perdido peso,el pelo y le barba le habían crecido una barbaridad y no recordaba la última vez que tomó un baño.Una pila de cartas sin abrir se acumulaba en la entrada y Nora se tomó la libertad de abrir una en la que se anunciaba su despido del trabajo.Pero eso le importo poco.No existía nada para él,solo estaban Beatrice y él.
-¿Me amas Beatrice? -Le preguntaba
Yo nunca te abandonaré.¿Por qué nunca me contestas?
Extendió sus labios para besarla,pero solo notó el cristal más frío que nunca.
Labios fríos como el hielo.Verdad fría.
Por fin lo comprendío.Era un deseo inalcanzable.
-Por favor,luz de mi vida no me dejes solo,de pronto la Beatrice que veía cambió.Su hermoso pelo estaba lacio,sobre donde antes estaban sus ojos se encontraban dos cuencas vacías y su precioso vestido roto,Entonces lo vio.Estaba muerta.Todo mentira.Loco de dolor,le pego un puñetazo al espejo y un trozo se hizo añicos.
-Beatrice....Beatrice....susurraba-
Y arrastrándose a la ventana el mago se precipitó  al vacío.Cuando llegó Nora ya era tarde.Murió en sus brazos.
Un día después del funeral,Nora le contó lo sucedido a Leonard,el hermano de Frank y expresó sus deseos de que el espejo fuera destruido por el bien de las personas.Fue entonces cuando Leonard le comunicó que era el espejo de Oesed una reliquia muy valiosa y sería trasladado a otro lugar donde nadie más lo encontrase.Nora decidió quedarse en la mansión Prewett recordando a su generoso amo y laméntandose por no haber podido ayudarle,años después cuando ya se estaba haciendo mayor fue cuando el señor Leonard y su familia decidieron llevarla con ellos,lo cual fue útil para poder escribir su historia,pues él también se arrepentía de no haber echo las paces antes de esto,pues su hermano siempre fue un hombre cabezota,la causa de su enemistad fue la misma,Beatrice,pues Leonard estaba allí en el momento de su muerte y de las otras veinte personas y no pudo detener al vil asesino se sabe que más tarde fue enviado a Azkaban.Y si algo sacó en claro Leonard es que los sueños son peligrosos por que te hacen vivir en una mentira y olvidarte de las cosas que de verdad importan.

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